La confianza es un intangible y, como bien aplica para las relaciones personales, construirla toma mucho tiempo y puede perderse de un momento a otro.
Pues bien, es cierto que la industria minera en Guatemala, como en muchas otras partes del mundo, ha sido blanco de críticas y no goza de una reputación muy saludable. ¿La razón? Errores del pasado, algunos con intención y otros por desconocimiento, que desencadenaron en impactos ambientales y promesas incumplidas a comunidades, las cuales hoy perdieron la confianza.
Por eso, el reto para una empresa multinacional que fija sus ojos en Guatemala para desarrollar un proyecto minero que tiene una larga trayectoria con varias otras empresas, es grande. Es un desafío que comienza con ganar la confianza de un país y sus habitantes, lo cual no es sencillo. ¿Por qué deberían creer que esta vez sí se hará bien?
Las empresas no podemos esperar que la comunidad confíe en nosotros, debemos esperar razonablemente que las comunidades cuestionen todo lo que decimos. Debemos estar preparados para demostrar nuestro compromiso a través de nuestras acciones.
Aquí, el valor de la palabra y la voz de la experiencia son fundamentales. La primera porque sin honorabilidad no es posible construir relaciones de confianza, y la segunda porque las credenciales que sustentan años de trabajo honesto y responsable con resultados tangibles en otros países son una gran carta de presentación. Sin embargo, esa confianza se deberá construir paulatinamente y en conjunto, sustentada en diálogos abiertos y transparentes para que el verdadero beneficio de un proyecto minero relevante sea comprendido y acogido por los guatemaltecos.
Afortunadamente, el mundo cambió, y la llamada licencia social para operar -aquel permiso implícito que te otorga la población según tu modo de actuar- es cada día más real. Y es que en este mundo hiperconectado ya no es posible desarrollar un proyecto de ninguna envergadura sin transparencia, pues cada ciudadano se ha convertido en veedor de cualquier industria y tiene en sus manos un teléfono celular que le permite documentarlo, Guatemala no es la excepción. Lo cual celebramos porque, en nuestra experiencia, la base de involucramiento con la comunidad es clave para que un proyecto salga adelante bajo un principio de valor compartido, que genere bienestar para todos.
Y justamente es en el “todos” donde está el centro de la ecuación. Por eso la industria necesita demostrar con acciones concretas que puede hacerlo bien, como vía de generación de confianza por parte de las comunidades. Como lo dije antes, aunque sé que es difícil, contar con un escenario de diálogo pacífico y abierto, con disposición para oír lo que una empresa quiere aportar es clave para que los proyectos se materialicen y lleguen a buen término.
Así las cosas, los elementos están puestos sobre la mesa. En Elevar Resources estamos construyendo un modelo de trabajo claro, respetuoso con el medio ambiente, que está considerando las particularidades del territorio, así como las realidades sociales y culturales de las personas, para que juntos logremos quitar los estigmas a una industria que, manejada responsablemente, puede ser una fuente de progreso para un país pujante y lleno de oportunidades: un camino de progreso para Guatemala.
Bob Gill, CEO Elevar Resources Guatemala
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